Siempre pensé que un lugar como Spa-Francorchamps estaba tocado por la mano de Dios, tanto por el trazado del circuito como por los hermosos paisajes que lo rodean, un lugar que sin duda tiene una atmósfera propia. Esta vez sin embargo comprobé que hay otro Dios «trabajando» por la zona, es el Dios de la lluvia de Spa. Es éste un Dios bastante malvado y juguetón que está esperando para largar la lluvia en el momento que sabe que joderá a alguien, o a muchos a la vez. Así se portó con la gente de la GP2 todo el fin de semana, cada vez que pisaban la pista se largaba la lluvia y las nubes corrían rápidamente desde la fábrica de nubes, que descubrí estaba detrás de la tribuna frente a los boxes, siempre desde allí largaba sus ataques el Dios de la lluvia de Spa.
De momento iba perdonando a la F1 que se salvaba por minutos, pero para quienes tenía guardada una sorpresa para el Domingo, solo el Dios de la lluvia o un mal intencionado guionista de Hollywood, podía propiciar un final tan espectacular como el del GP de Bélgica 2008.
Mis días por allí comenzaron muy bien, hermoso hotel en el medio de un paisaje increíble, era mi primera carrera solo con James, el inglés carreroso que me ayudaría en el circuito, y que se había venido desde Inglaterra conduciendo un mono volumen lleno de cuadros. Nuestra ubicación en el Formula One Paddock Club ( PC ) era buena y nos habían montado una estructura donde colgar los cuadros. Para nuestra sorpresa luego de trabajar todo el Jueves colocando todo en su sitio, al llegar el Viernes a las 7.00 hs nos habían cambiado de sitio, y hubo que hacer toooooodo otra vez. Quedamos finalmente en el final de la terraza sobre la salida de boxes en un privilegiado balcón con excelentes vistas a la primera curva «Le Source».
Pronto por la mañana vi claro que mi optimismo climático sobre Spa me daría un fin de semana difícil. A último momento me había olvidado de incluir en mi maleta alguna chaqueta para la lluvia, justo en el circuito donde SEGURO lloverá en algún momento del fin de semana. Debe ser la edad, pero mi olvido me hizo pasar bastante frío al estar abierto de par en par todo el frente de la enorme carpa montada sobre los boxes, corría un viento desagradable y frío con el que tendría que convivir, muy a mi pesar.
El día transcurrió tranquilo para todos los que estábamos allí, y para empeorar las cosas mis oídos detectaron la presencia de mi «amigo» el DJ Tone 3 de París, que fue convocado a último momento para una carrera donde en principio me iba a librar de su insufrible PIM PIM PO RO POM POM, PIM PIM PO RO POM POM, que ya me tenía harto al final del Viernes.
Sorprendente el sonido de los F1 a la salida del Pit Lane justo debajo nuestro, hacía imposible hablar o escuchar nada durante las prácticas, y muy especialmente el amigo Timo Glock, que aceleraba a modo de martillazos cada vez que pasaba por allí, rompiendo los oídos de todos, incluso los míos, y hasta parecía que su intención era que el motor del Toyota volara en mil pedazos de una vez.
El Dios de la lluvia de Spa solo molestó a los de la GP2, y menos a los de la Porsche Supercup y Fórmula BMW. Parecía broma, pero cada vez que estas categorías pisaban la pista, empezaba a llover, la F1 se salvaba siempre por cuestión de minutos de montar los neumáticos de agua.
El sábado se notaba que había mas gente, pero el día fue también muy tranquilo y me empezó a llamar la atención que la gente no era mucho de acercarse o hacer algún comentario, sacar fotos de las pinturas, que es muy normal en todas las carreras. Se miraban los cuadros pero no daban mucha bola. Lo mismo les pasaba a los que vendían hermosos relojes de F1, atendían los simuladores, o alquilaban Kangaroo TV, un pequeño ordenador que se cuelga del cuello y tiene una pantallita donde ves tu propia TV, y tienes todos los datos de tiempos parciales y la información que quieras. Casi nadie se acercaba al puestito y la chica estaba muy aburrida…eso sí, bailando con la música de mi «amigo DJ”, tal vez para combatir el frío…El Dios de la lluvia volvió a amargar la existencia a los chicos de la GP2 ni bien llegar con sus carritos a la zona de boxes. La F1 nuevamente se salvó por los pelos…
Lo divertido fue un jueguito que teníamos con otro cliente del hotel. Este señor tenía una réplica de un Ford GT40, y ambos íbamos al circuito cada día. El hotel tenía muy pocos lugares para aparcar a la noche, por lo que llegar primero al hotel era asegurarse el aparcamiento en la puerta. En esta peculiar carrera el GT40 nos ganó 2-1, y fuimos nosotros los que caminamos más de 500 metros por la mañana para subir a nuestro coche. Pero perder con tan hermoso coche fue hasta un honor.
Quedaba el Domingo, y la mañana comenzó bien vendiendo un retrato de Senna, el día se presentaba mejor al haber más gente y haber más ambientillo que los días anteriores, a pesar de ser el día más corto porque a las 13.00hs la gente ya no ve más que buena comida y buena ubicación para la carrera. El cielo seguía amenazante y las nubes corrían veloces desde la fábrica de detrás de la tribuna, estaba anunciado que llovería en algún momento de la carrera, y que demasiada suerte habían tenido la F1 hasta entonces en un lugar como Spa.
Por algún extraño fenómeno mi pintura había ido mas rápido de lo previsto y estaba casi terminada al final del Sábado, y me entretuve el Domingo pintando sobre pintado porque noté que la gente se interesaba más si veían al pintor trabajando y no solamente parado por allí. La verdad esperaba más interés de la gente en Spa, ya que recuerdo que mi ultima vez allí, las cosas fueron bastante diferentes que este fin de semana frío y lluvioso. Hablando con la gente durante los tres días, todos coincidían en que la crisis también existe en el resto de países europeos, y no somos solamente nosotros los que la padecemos. De ahí, supongo, la poca actividad en general en todos los puestitos del PC. El panorama no cambió en los tres días en el circuito, todo el tiempo el cielo nublado, lluvias intermitentes, y una temperatura que sin ser fría de invierno belga, se acercaba a los suaves inviernos de Barcelona.
No pude ver desde mi balcón la primera curva de la carrera porque todos los balcones estaban llenos de gente y lo vi por la tele estando a pocos metros de la pista, y fui viendo más o menos la carrera pensando que todavía se salvarían de la lluvia, contra todo pronóstico. Pero a falta de pocas vueltas el cielo se puso más negro aún, y ahí fue cuando el Dios de la lluvia desató su final tan inesperado mandando sus nubes más oscuras, fueron unas vueltas con todo el mundo pendiente de la pista y las pantallas. Había gente gritando y tirando gorras al aire según se despistara Hamilton o Kimi, y estuvo divertido luego comentar un final tan espectacular. Yo aún no vi la carrera completa con tranquilidad, pero sigo sin entender porque Alonso no llegó al podio, ya que estando cuarto todo el rato, al chocar Kimi lo tenía a mano. Ya me enteraré…
Sólo quedaba resignarse a que un cuadro vendido es mejor que nada, y con James nos dedicamos a preparar minuciosamente la operación «evacuación de cuadros del circuito». El se fue a buscar el coche para traerlo a la puerta del PC con media hora de anticipación, sabiendo el despelote que se armaría a las 17.00hs en punto, donde entran los desarmadores de cosas, y cada uno va a lo suyo para irse lo antes posible a casa.Suelen ser unos momentos muy histéricos, pero esta vez aún fue peor. James me mandaba mensajes desde el coche diciendo que la policía no lo dejaba avanzar y no sabía cómo haría para llegar hasta nuestra posición. Yo desarmaba el tinglado de cuadros, pero con tanta mala suerte que no sé como le hice un agujero al retrato de Hamilton, con el apuro destrocé una pintura.
El lugar era un caos, unos sacando los simuladores, otros desmontando todos los puestitos, entraban enormes contenedores para recoger toda la basura, y la cola para pillar el único ascensor empezaba a ser preocupante. No podía adelantar nada, ya que en el coche estaban las maletas para los cuadros y también el plástico de burbujas para envolverlos, y para empeorar todo vi con frustración que no teníamos ni cinta de embalar para el envoltorio !!! Luego de cagarme en todo y putear bastante me las ingenié para conseguir cinta de mis amigos los desarmadores, y finalmente llegó James, aparcó el coche abajo y comenzamos a toda velocidad a envolver todo, pintura rota incluida. Seguía el caos pero ya teníamos todo listo para el ascensor, y justo en ése momento el Dios de la lluvia hizo su última broma del Domingo descargando la más furiosa lluvia de los tres días. Todavía se debe estar riendo al ver como nos puteó y jorobó nuestra retirada…No sé bien cómo bajamos todo en el enorme ascensor, las pinturas entre contenedores de basura, moquetas enrolladas, carritos llenos de platos, floreros y un montón de gente. Sudados salimos con nuestros cuadros bajo una lluvia fuerte y empezamos a poner todo dentro del coche de cualquier manera, mientras los del PC nos exigían que sacáramos inmediatamente el coche de allí.
Nerviosos, apurados, sudados y mojados finalmente cargamos todo y salimos a hacer cola para cruzar el túnel por debajo de la pista, la lluvia no paraba y nos miramos con James como diciendo: ¿Por qué tiene que ser tan difícil? James me dejó en Bruselas donde dormí en un hotel frente al aeropuerto, mientras él partía raudo con la intención de conducir hasta Inglaterra sin parar. Me consta que lo hizo, aunque se dejó media vida en ello.Dormí en el vuelo Bruselas-Barcelona, y sin tiempo para nada ya estoy trabajando en la pintura que me llevaré a Monza pasado mañana. Mi vuelo será el Jueves a las 6 de la mañana, por lo que me estoy planteando dormir directamente en el aeropuerto del Prat. Son horarios muy ingratos, pero como siempre digo, la F1 significa dormir poco y levantarse de noche. Esta vez más que nunca…
Para terminar solo una aclaración. Habrán leído mas de una queja, pero así son las cosas para ser el único pintor que está metido en el medio de la F1, me considero un privilegiado por ello y sigo estando encantado de tener ese hueco allí. Pensándolo bien, si solo escribo las bondades de tan hermoso trabajo, estos escritos no tendrían nada de gracia. Son estos problemas los que le dan salsa a la cosa. Esta vez me supo mal por James que en su segunda carrera conmigo vivió el más histérico final de GP en 10 años, yo ya había pasado cosas parecidas y estaba más acostumbrado, pero el pobre inglés estaba a punto de morir de un infarto. Próxima carrera y última de mi temporada, Monza. Lo dicho, un privilegio poder estar allí, aunque también podrían ser un poco más fáciles las cosas a veces, no?
Me fui de Spa-Francorchamps sin saber que aquella sería la última vez que estaría allí trabajando en el Fórmula One Paddock Club. Habían pasado, casi sin darme cuenta, 10 años haciendo el numerito del pintor allí durante los fines de semana de los GGPP, y se avecinaban cambios profundos en todo.
La fracción también cuenta
En mas de 30 años de profesión he pintado muchísimos Ferrari, pero hay alguno de ellos que no me canso de pintar porque su belleza es tal que me tienta sin remedio. El 512 del año 70-71 es uno de mis Ferrari favoritos, aunque sucumbieran en la pista ante el imponente Porsche 917.
Este cuadro tiene dos elementos que parecen ser poco habituales entre los pintores de temas automovilísticos, uno que es vertical y otro que es un detalle, y no el coche completo.
Aunque para mí no es nada raro, ya que entre mis pinturas hay muchas con estas características, y me gusta hacerlos justamente porque no son “lo de siempre”, o sea, el coche completo en horizontal y con mucho fondo.
En este cuadro que mide 92×73 cm me quería centrar en la hermosa llanta dorada que por aquel entonces usaban los Sport Prototipos y F1 de Ferrari, una verdadera escultura, una obra maestra por su belleza. El objetivo era que la rueda fuera la protagonista del cuadro, y para contar que era un 512 con esta sección del coche alcanzaba para que los conocedores lo distinguieran claramente.
Me gustó la idea de ir a lo escencial de este coche, las formas redondeadas de su guardabarros, los detalles en blanco de la carrocería, el escudo de Ferrari, e insinuado Mario Andretti pilotanto. La rueda girando haría que el cuadro funcionara como una escena muy dinámica de un hermoso ejemplar de coche de carrera “de los de antes”.
Como el cuadro tendría mucho rojo, elegí darle un poco de aire en la parte superior con un azul violáceo que contra el rojo crea un contraste que siempre me gustó. En este caso podía hacerlo ya que no estaba pintando un fondo de algún circuito determinado, solo era el hermoso Ferrari con un fondo neutro y mínimo.
Toda la pintura está tratada con pinceladas que orientan el movimiento del coche, insinuando una bajada y creando una diagonal que le da mas dinamismo a la escena. Era fundamental lograr la sensación de la rueda girando, siendo el punto de atracción del cuadro me centré en ella especialmente hasta sentir que la rueda tenía movimiento. Para ayudar a crear esta ilusión todo el contorno está tratada con pinceladas radiales que llevan ópticamente al centro de la rueda.
No quería hacer un detalle muy realista, preferí centrarme en la sensación de movimiento, y por éso todo el cuadro tiene pinceladas que van rompiendo la forma del coche, sin perderla totalmente. Es como traducir a colores el movimiento del 512. Entre nosotros para este tipo de cuadros recurro a una ayudita nada despreciable: la música.
Mis vecinos no estarán contentos, pero con rock o blues a buen volumen, la pintura va fluyendo con mas naturalidad, y me atrevo a soltarme totalmente a la hora de meter pinceladas y golpes de espátula. No sé bien como funciona, pero es evidente que la música me empuja mientras pinto. No pienso ponerme a averiguarlo, simplemente me dejo ayudar…
Lo difícil, como en todo cuadro es determinar el momento en el cuadro está terminado. En mi caso el cuadro se acaba cuando me doy cuenta que ya estoy “tonteando” y ya no sé que tocarle. Es como si el cuadro me estuviera indicando que ya está, que no puedo sacarle nada más, que una vez más me ganó. Si bien quedé muy contento con este cuadro es inevitable para un pintor pensar que hay algo más en el cuadro que no supe encontrar. Será en el próximo que lo intentaré de nuevo, sacar del cuadro todo lo que tiene para entregar. Es esta tal vez la gran utopía del pintor, pensar que algún día lo logrará.